sábado, 8 de octubre de 2011

Justificación

Mientras la cultura fluye en tantos y tan diversos sentidos y se habla de pluralidad, democracia, igualdad, respeto, libertad y demás valores elevados de nuestra sociedad algo me atormenta constantemente.


Hay pocas sensaciones comparables a la calma de la mañana cuando aun se disfruta de la calidez de las sábanas, el susurro del silencio de la madrugada y esa sensación de que las cosas no están tan mal mientras se pueda disfrutar de momentos así.
Sin embargo a cierta hora el frío me golpea la espalda y lucho por ignorar el hecho de que el despertador no tardará en sonar. Y es cuando esto pasa que todo empieza de nuevo: las sábanas abandonándome a la espantosa realidad de la madrugada fría, el desayuno con pan seco y avena instantánea, el baño a regañadientes, la verificación constante de la hora, la ropa, el peinado y la salida. En el transcurso hacia el trabajo: el ruido, la angustia de que el bus tarde un poco y la lucha por buscar una silla fría e incomoda que en algún momento alguien querrá quitarme.
Por un breve periodo de tiempo consigo algo de paz mientras camino de la estación hacia la oficina y trato de llevar una marcha más lenta que la de quienes pasan en estampida a mi lado. El día en la oficina solo es menos desalentador que todo lo que le precede por que estoy demasiado ocupado para pensar en ello. Ya al final del día la resignación se da lugar en mi mente atiborrada de ideas pesimistas, después de todo, pienso, siempre están los fines de semana, pero, a pesar de que siempre encuentro distracciones que me alejen de ese pesimismo el malestar persiste y no puedo evitar preguntarme en que momento llegamos a esto. Cómo fue que la especie mejor dotada en términos cognitivos se convirtió en esta masa de autómatas que avanzan inconscientemente hacia ningún lado?, solo dejándose llevar por la corriente más fuerte que los arrastre en el momento, ignorando lo que les ha pasado a muchos antes de ellos. Tantas vidas desperdiciadas en la persecución de ideales que algún fanático enajenado llamó "proyectos de vida". 
Estoy seguro que no soy el único que se atormenta con estas ideas, no todos tienen esa adorable estupidez que permite sonreír en los peores momentos, poner la otra mejilla o confiar en ideas de otros por el temor a la responsabilidad de crear ideas propias y con la esperanza de que algún día las cosas van a estar mejor solo si se desea realmente y se tiene verdadera fe.
El tono no podría ser otro, tal ves me equivoque y todo esto sea tan solo la paranoia de un paria que tiene los referentes equivocados, alguien que se niega a aceptar la vida con sus pequeños momentos de dicha y belleza, lo cierto es que estas definiciones de dicha y belleza fueron secuestradas hace mucho tiempo y esta es una de las cosas que más me indigna.
De hecho estoy convencido que la vida es valiosa e interesante y es por eso que en algún momento inconscientemente me propuse recuperarla y aunque aun esté lejos de lograrlo el solo hecho de comprender así sea en parte por que estoy en esta circunstancia me da algo de ventaja con respecto a unos años atrás, así que "dejad que el pesimismo venga a mí".